Muy bien. Las habitaciones son sencillas, las camas muy cómodas y al tener no muchas habitaciones es muy silencioso. Los dueños del hotel son majísimos y se desviven porque estés a gusto. La comida buenísima, con bar abierto "hasta que se vaya el último cliente". Aparcar no es ningún problema. La próxima vez que vayamos de viaje por la zona volveremos a ir a este hotel con toda seguridad.
Un hotel que cumple con su función, sin más. Sin lujos y sin instalaciones adicionales. Eso sí, los dueños son súper simpáticos, amables y muy serviciales. Desde luego, de lo mejor que he visitado por la zona.
Por otra parte, está muy mal indicado para llegar allí. Incluso la dirección de Google Maps está equivocada. Mejor preguntar en el pueblo para llegar hasta allí.